
Tailandia. Jamaica. Nueva York. Tres posibles destinos deambulaban por nuestras cabezas. Nada que ver entre sí. El azar, las ganas y las ofertas van inclinando la balanza: un día hacia un lado y al siguiente hacia el otro, como un péndulo. Y de repente, en un minuto agraciado: LO SABES. No hay que seguir pensando. Ya está. Es el minuto en el que tu destino (viajero) se deja atrapar. Aunque en realidad sabes que ése no es el Minuto Decisivo (con mayúsculas). Tampoco lo es el momento en el que pulsas con el ratón sobre la tecla que dice 'comprar billete'. El minuto decisivo, el momento en el que sabes que ya no hay vuelta atrás, que es que te vas de verdad porque lo estás deseando es aquel en el que pagas la Lonely Planet. La tienes. Te vas.